Pasamos de la falta de respeto de los hinchas del Club Nacional de Football a la estupidez de los dirigentes del Chapecoense en un abrir y cerrar de ojos. Casi que no logro distinguir cuál de las dos acciones es peor, si la ignorancia y el mal gusto de los simpatizantes tricolores o el oportunismo despreciable de los dirigentes del equipo brasileño. Ambas situaciones me parecen muy desafortunadas.
Pretender que a un club se lo excluya de una competencia por un gesto, totalmente fuera de lugar, de dos hinchas descerebrados, se me hace una locura. Exigirlo, mas disparatado aún. Va en contra de la deportividad y el sentido común. Es imposible condenar a toda una institución por dos o tres idiotas (no eran mas que eso) que nos faltaron el respeto a todos los futboleros. Un equipo de fútbol es mucho mas que sus hinchas, pensar lo contrario es no entender nada. Esos fanáticos hoy ya sufren una condena social enorme. Se creyeron mas vivos que el resto y sus caras circulan por todo el mundo demostrado lo equivocados que estuvieron. Ademas el club ya les suspendió sus derechos como socios y no podrán volver a una espectáculo deportivo.
Entiendo la sensación que puedan tener los dirigentes del Chapecoense, los sobrevivientes de la tragedia y las familias de las víctimas, pero de ahí a condenar a un club me resulta un razonamiento muy básico y peligroso, entre otras cosas, porque nadie puede garantizar el buen comportamiento de todos sus hinchas. Se pueden pedir sanciones severas para la hinchada tricolor, sí, por ejemplo: que no vayan mas a los partidos de visitante, o incluso cuando jueguen de local. Que paguen justos por pecadores, también, aún cuando resulte demasiado injusto para todos los que se comportaron bien. Pero de ahí a pedir la exclusión, se me hace un exceso.
Creo que la miseria humana no distingue colores de camisetas, no se fija si la pelota pegó en el palo o entró, las hay en todos los equipos, nadie puede escapar de esto. La pasión, mal entendida, genera estos desbordes, estas acciones propias de seres carentes de raciocinio. Que se equivocan sin importa del lado del mostrador en el que estén.
No hay club en el mundo que pueda garantizar el buen comportamiento de sus hinchas, entre otras cosas porque los seres humanos somos impredecibles en nuestras acciones. Es imposible creer que una institución puede responder por cada uno de los actos que cometan sus seguidores, mucho menos cuando hablamos de equipos tan populares y con tanta historia como lo es Nacional. Hay que entender que estamos en una sociedad intolerante y no pedir medidas que agrandan las diferencias o fomenten el odio.
Es necesario bajar la pelota e invitarnos a pensar. Vivimos en un mundo que se desborda constantemente. En el que nos cuesta aprender a convivir y aceptar al de al lado. Nos hemos convertidos en rehenes de la violencia, sin excepción. En la cancha, en la calle, en una plaza o donde se prenda la mecha. Cada vez se invierte mas en seguridad y cada vez nos sentimos mas inseguros. Son épocas de profunda intolerancia. Nadie respeta a nadie, en ningún sitio, no solo en el sur de América. Hay atentados por todo el mundo, guerras interminables, sicarios disfrazados de civiles y terroristas invisibles entre nosotros. La violencia parece imposible de controlar por estos tiempos modernos, entonces… ¿por qué creemos que un simple equipo de fútbol va a poder hacerlo?